21 de noviembre de 2005

De Manuel Bretón de los Herreros

A LA PEREZA

¡Qué dulce es una cama regalada!
¡Qué necio, el que madruga con la aurora,
aunque las musas digan que enamora
oír cantar un ave la alborada!

¡Oh, qué lindo en poltrona dilatada
reposar una hora, y otra hora!
Comer, holgar..., ¡Qué vida encantadora,
sin ser de nadie y sin pensar en nada!

¡Salve, oh Pereza! En tu macizo templo
ya, tendido a la larga, me acomodo.
De tus graves alumnos el ejemplo

me arrastra bostezando; y, de tal modo
tu estúpida modorra a entrarme empieza,
que no acabo el soneto... de per...

Manuel Bretón de los Herreros

De Vicente Gaos

A LA TRISTEZA

Si no fuera por ti...
si no fuera por ti, que cada tarde
tuyo me haces cuando el sol declina,
cuando todo es tan bello porque es triste,
y hundes más mis raíces
de hombre en la tierra... de hombre inmensamente
solo bajo el poniente en que Dios huye.
¿Qué sería de todo, qué sería
de nosotros? Ah, nunca
nunca hubiéramos visto
el secreto misterio de las cosas.

Oh, tú, tristeza, madre
de toda la hermosura que ha creado
el hombre en el dolor que da tu mano
con su dulce castigo...
No te apartes de mí, ven cada día
a hacerme triste, a hacerme hombre, hijo tuyo...
Visítame.

Vicente Gaos


SENSACIÓN DE OTOÑO

Amo el otoño y amo su tristeza,
su cielo gris, sus árboles borrosos
entre la niebla, vagamente hermosos...
¿No amáis también vosotros la belleza

desnuda del otoño? El alma empieza
a hacerse buena y honda. ¡Y qué piadosos
se hacen los viejos sueños ardorosos!
¡Qué humana ahora la naturaleza!

Oh cielo bajo, luz tan tamizada,
luz tan vencida, compasivo empeño
de dar al hombre asilo y sombra amada.

No sé si el mundo es ya triste o risueño.
Dios se ha dormido. El alma está callada.
Se me ha llenado el corazón de sueño.

Vicente Gaos

La Voulzie

LA VOULZIE

Si hay un nombre muy dulce hecho para el poema,
Oh, decid, ¿no es acaso de la Voulzie el nombre?
¿Es la Voulzie un río con grandes islas? No,
Mas un murmullo dulce como su nombre,
Un arroyito que apenas vemos; un gigante
Sediento lo bebería de un trago; Oberón
el verde enano, podría, jugando en sus orillas
Saltarlo sin mojarse las campanitas. Pero yo
Amo la Voulzie y sus bosques negros de moras
Y en su lecho de flores su murmullo y sus saltos.
De niño, a la sombra de su bosque, a menudo
Traduje sus sonidos en el lenguaje humano,
Pobre escolar soñador que creían salvaje; parecía
Cuando daba mi pan a las aves del río que la sombra
Me dijese: "¡Espera! Cuando los malos días
Lleguen, Dios te dará tu pan." Dios me lo debe aún.
Para mí era la ninfa Egeria y el oráculo próspero
Respondía "Espera" a todos mis dolores. "Espera
Y canta, oh niño cuya cuna tembló. Ya no temas
Camille y tu madre allí están. En cuanto a mí,
Yo daré largo eco a tu canto..."
¡Quimeras!
El sepulturero se llevó a mi madre y Camille.
Cuando aquí abajo vine tuve muchos amigos,
Como en Provins florece el cardo entre las rosas:
En el sueño de la muerte, ese sueño que envidio,
Ahora duermen casi todos; y, en la vida, el camino
Cuya espina insulta a mis harapos, flanqueado está
De tumbas. En un país de sordos he paseado mi lira;
He cantado sin eco y presa de un negro delirio
He roto mi laúd, después los trozos del sagrado marfil
He arrojado al viento.. Y lloré. Sin embargo,
Mi Voulzie, yo te perdono y, aunque triste,
Necesito tanto un confidente que me quiera,
Que me hable con dulzura y me engañe, ya que antes
De cerrar a la luz mis ojos largamente golpeados
Por el viento, hacer quiero una santa
Peregrinación a tus orillas, quiero volver a ver
Los bosques que quise cuando joven, de nuevo
Adormecerme con el ruido de tus juncos sonoros
Y del futuro hablar con tus olas que mienten.

Hégésippe Moreau

Versión de Miguel Frontán