11 de mayo de 2005

Canto...

CANTO...

Canto para una ciudad, mi ciudad
canto para el sol, el mar
canto para la luz, la alegría.
Sueño barcas y peñascos
la playa dorada, la luna
las acacias de la memoria,
y los lirios del mar
una sábana blanca en Acteo.
Vago por tus rincones, tus calles
por las capillas y las huertas.
Vago por las horas no anochecidas
los recuerdos de una dulce adolescencia
ciñendo Ammójostos
los lirios de tus dedos.
Te cerca ahora la noche
los piratas mancillaron tu cuerpo.
Tu alma enhiesta Ammójostos.
Otra vez tu alba volverá.
Y a tu lado nosotros volveremos.
Y gozarás de tus hijos de nuevo.

Kleri Angelidou

Versión de Francisco Torres Córdova

De Vicente Gerbasi

MI PADRE EL INMIGRANTE

FRAGMENTOS

V

A veces caigo en mí, como viniendo de ti,
y me recojo en una tristeza inmóvil,
como una bandera que ha olvidado el viento.
Por mis sentidos pasan ángeles del crepúsculo
y lentos me aprisionan los círculos nocturnos.
Venimos de la noche y hacia la noche vamos.
Escucha. Yo te llamo desde un reloj de piedra,
donde caen las sombras, donde el silencio cae.

IX

Dejaste en mi existencia la nostalgia del mundo.
Adoro las ventanas que tiñen los crepúsculos,
contemplo las estampas de algún campo del norte,
elevo las aldeas a nevadas del cielo
y un reno silencioso se yergue en mi silencio.
Muero contra los pinos por ráfagas heladas,
a mis manos se acercan pájaros del invierno,
y un aire de mendigo difunde coros tristes.
No sé si alguna hora de copos solitarios,
esos que a veces caen en grises cementerios,
sobre harapientas sombras, en plazas vespertinas,
me espera en algún sitio lejano de la tierra.
Por ti, que caminabas con tus ropas pesadas,
entre los esqueletos vegetales del frío,
yo vago por la orilla de un lago taciturno,
oyendo una campana de antiguos molineros.

Vicente Gerbasi

De Ángel González

MIENTRAS TÚ EXISTAS...

Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz-cualquiera...
Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora, amada
mía,
transido de distancia,
bajo ese amor que crece y no se muere,
bajo ese amor que sigue y nunca acaba.

Angel González


MUERTE EN EL OLVIDO

Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Soy alto porque tú me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita...

Angel González