19 de julio de 2004

De Emilio Adolfo Westphalen

AMOR ETERNO

Da miedo, a veces, encontrarse con que el camino cae a pico
y que hay que bajar agarrándose con las uñas de las rocas.
En esta circunstancia, no se puede sino aconsejar
que a cien metros del suelo se suelten las manos.
La caída es deliciosa: el cuerpo se ha hecho permeable;
lo atraviesan flores, hojas aromáticas; riachuelos, algas,
espuma del mar, hilos de lluvia, cabellos de mujer, copos de nieve.
Estos, al fin, se solidifican a su alrededor,
para luego estallar tal una granada arrojada con violencia
al rostro de la mujer amada, que aparece sonriente
tras las trayectorias vertiginosas de los granos rojos.

Emilio Adolfo Westphalen


CUÁL ES LA RISA

Cuál es la risa leve cubierta de espuma
Que anuncia el amor
Cuál la túnica desvanecida que oculta
Los lentos puñales ciegos del amor
Cual el momento en el cual aparece indudable
Benévolo golpe de sangre sobre la arboleda
Y los trozos de un cuerpo en estado de putrefacción
Aún se hacen visibles sobre la muralla de mármol.

Emilio Adolfo Westphalen