31 de enero de 2007

De la mente: Wallace Stevens

EL EMPERADOR DE LOS HELADOS
THE EMPEROR OF ICE-CREAM

Llama al arrollador de cigarrones,
aquel robusto, y dile que revuelva
en ollas de cocina concupiscentes grumos.
Gasten flema las chicas vistiendo como suelen,
y tráiganles aquellos jóvenes
flores arrebujadas en periódicos viejos.
En ser el parecer acabe transformado.
Único emperador es el emperador de los helados.

Del ropero de pino, al que le faltan ya
tres de sus diáfanas perillas, toma
la sábana en la cual una vez bordó ella
colas de pavorreal, y tiéndela de modo
que tape bien su cara. Si quedan descubiertos
los pies callosos, mostrarán así
cuán fría y silenciosa yace.
Que la lámpara fije los rayos fulgurados.
Único emperador es el emperador de los helados.
Versión de Jaime García Terrés

EL HOMBRE DE NIEVE
THE SNOW MAN

Se debe poseer un espíritu de invierno
para observar la escarcha y las ramas
de los pinos encostrados de nieve;

y haber tenido frío durante largo tiempo
para contemplar los enebros erizados de hielo,
los rudos abetos en el distante resplandor

del sol de enero; y no pensar
en ningún dolor en el sonido del viento,
en el rumor de unas pocas hojas,

que es la voz de la tierra
llena del mismo viento
que sopla en el mismo desnudo paraje

para el que escucha, el que escucha en la nieve,
y, nada en sí mismo, contempla
esa nada que no está allí y la nada que está.
Versión de Alberto Girri

DE POESÍA MODERNA
OF MODERN POETRY

El poema de la mente en el acto de hallar
Lo que habrá de bastarle. No siempre hubo de hallar:

La escena era precisa: repetía
Lo que había en el guión.
Entonces el teatro
Cambiaba en algo más. Y su pasado era un recuerdo.

Ha de vivir. Saber el habla del lugar.
Ha de encarar a los hombres del tiempo,
Hallar a las mujeres del tiempo; pensar acerca de la guerra
Y hallar lo que habrá de bastarle. He de
Edificar un escenario nuevo, estar sobre el escenario
Y, tal actor insaciable, lentamente y con
Meditación decir palabras que en el oído
En el más delicado oído de la mente, repitan
Exactamente lo que quiere oír, en cuyo
Sonido, un invisible auditorio escucha
No la pieza, sino a sí mismo, expresada en una
Emoción como de dos personas, como de
Dos emociones convirtiéndose en una. El actor es
Un autor metafísico en lo oscuro, tañendo
Un instrumento, tañendo tensas cuerdas que producen
Sonidos que atraviesan súbita equidad, que contienen
En su totalidad la mente, debajo de la cual no puede
Descender, fuera de la que no habrá de subir. Debe
Ser el encuentro de una satisfacción, y
Quizá de un hombre patinando, una mujer que baila, una
Mujer peinándose. El poema del acto de la mente.
Versión de Andrés Sánchez Robayna

ESTHÉTIQUE DU MAL

FRAGMENTO
I

Estaba en Nápoles y escribía a su gente.
Entre una carta y otra leía párrafos
sobre lo sublime. El Vesubio había gruñido
un mes. Era agradable estar ahí sentado:
cálidos fulgores trazaban ángulos de llamas
sobre los cristales. Por ser un ruido antiguo
podía describir el terror de ese ruido.
Recordó las frases: pena audible al mediodía,
pena que a sí misma se apena, pena
que mata penas en el ápice de la pena.
El volcán trepidaba en otro éter
como al fin de la vida el cuerpo tiembla.

Casi la hora del almuerzo. La pena es humana.
Rosas en el fresco café. En su libro
estaba escrita la perfecta catástrofe.
Si no fuese por nosotros, el Vesubio, sin pena,
con fuego sólido consumiría estas tierras extremas.
No sabe que los gallos cantan al morir.
Ante esta faz de lo sublime, huimos.
Y sin embargo, si no fuese por nosotros
nada sentiría el pasado entero al ser destruido.
Versión de Octavio Paz

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