9 de mayo de 2005

Tanka

Aquella luna
de aquella primavera
no es ésta ni es
la misma primavera.
Sólo yo soy el mismo.

Ariwara no Narihira

Versión de Octavio Paz

De Hérib Campos Cervera

UN HOMBRE FRENTE AL MAR

Es como yo: lo siento con mi angustia y mi sangre.
Hermoso de tristeza, va al encuentro del mar,
para que el Sol y el Viento le oreen la agonía.
Paz en la frente quieta; el corazón, en ruinas;
quiere vivir aún para morir más tiempo.

Es como yo: lo veo con mis ojos perdidos;
también busca el amparo de la noche marina;
también lleva la rota parábola de un vuelo
sobre el anciano corazón.

Va, como yo, vestido de soledad nocturna.
Tendidas las dos manos hacia el rumor oceánico,
está pidiendo al tiempo del mar que lo liberte
de ese golpe de olas sin tregua que sacude
su anciano corazón, lleno de sombras.

Es como yo: lo siento como si fuera mía
su estampa, modelada por el furor eterno
de su mar interior.
Hermoso de tristeza,
está tratando -en vano- de no quemar la arena
con el ácido amargo de sus lágrimas.

Es como yo: lo siento como si fuera mío,
su anciano corazón, lleno de sombras...

Hérib Campos Cervera

Lucero del alba

LUCERO DEL ALBA
MORGENSTERN

Abro la ventana,
hay una opaca luz matinal.
Dejó de nevar,
una gran estrella está en su sitio.

El lucero, el lucero
es maravilloso.
El horizonte está blanco de nieve,
blancas de nieve están todas las cumbres.

Fresca y sagrada
la quietud matinal en el mundo.
Cada voz resuena clara,
los techos brillan como los pupitres de los niños.

Tan silencioso y blanco:
un grande y espléndido desierto
cuya fría quietud vuelve vano
cualquier comentario. En mi interior ardo.

Robert Walser

Versión de Matilde Sánchez y Guillermo Trejo