21 de agosto de 2006

Sobre Helena...

HELENA
ELÉNI

Teucro: ...a la marina Chipre, donde el oráculo de Apolo mi residencia
decretó, mandando que impusiera a la ciudad el nombre
de la isla de Salamina, tierra en que nací.

Helena: Jamás estuve en Troya, sólo un Fantasma estuvo.
Mensajero: ¿Qué dices? ¿Batallamos allí por una simple nube?
Eurípides, Helena

“Los ruiseñores no te dejarán dormir en Platres”.

Tímido ruiseñor, en el aliento de las hojas,
tú que regalas música bañada por el rocío de los bosques
a cuerpos desunidos y a las almas
de quienes saben imposible su regreso.
Ciega voz, que palpas en la nocturna memoria
pisadas y ademanes –no me atrevería a decir besos–
y el amargo jadeo de alguna bárbara esclava.

“Los ruiseñores no te dejarán dormir en Platres”.

¿Qué son las Platres,? ¿Quién conoce esta isla?
He vivido mi vida oyendo nombres nunca oídos antes:
nuevos lugares y locuras nuevas de los hombres
o de los dioses;
Mi destino oscilante
entre la última estocada de un Áyax
y el hallazgo de alguna otra Salamina
me trajo aquí, a esta playa.
La luna
se levanta del mar como Afrodita;
abriga los astros del arquero, ahora asciende
al corazón de Scorpio, y todo así transforma.
¿Dónde está la verdad?
Arquero fui también en la guerra,
mi suerte es la de un hombre que erró el blanco.

Ruiseñor melodioso,
en una noche como ésta, sobre las playas de Proteo,
te escuchaban las esclavas espartanas
y alzaron su lamento,
y entre ellas estaba –¡Quién lo pensara!–
Helena.
Ella, a quien buscamos tantos años en aquel Escamandro.
Estaba ahí, en las orillas del desierto; yo la toqué, me habló:
“No es verdad, no es verdad” – dijo gritando.
“Yo no abordé jamás el barco azul.
Nunca pisé la varonil Troya”.

Ceñido el pecho, el sol en sus cabellos, erguida la figura,
sombras y sonrisas donde quiera
en sus hombros y muslos y rodillas;
Viva la piel, y con aquellos ojos de pestañas enormes,
estaba allí, sobre los bancos de un Delta.
¿Mas en Troya?
En Troya, nada – un fantasma.
Así lo dispusieron las deidades.
Y Páris, con una sombra yace, cual si fuera sólida;
Y nosotros matámonos los unos a los otros por Helena
durante diez inmensos años.
Grave dolor había llovido sobre la Hélade.
Tantos cuerpos arrojados a las fauces del mar,
a las fauces de la tierra.
Tantas almas trilladas como espigas en piedras de molino.
Y los ríos expiran entre el lodo la sangre
por una ondulación de lino, por una nubecilla,
un aletear de mariposa, por la pluma de un cisne,
por una prenda vacía, por una Helena.
¿Y mi hermano?
Ruiseñor, ruiseñor, ruiseñor,
¿Qué cosa es dios? ¿Qué cosa no lo es? ¿Y en medio de ambas cosas?

“Los ruiseñores no te dejarán dormir en Platres”.

Medroso pájaro,
En Chipre, besada por el mar,
donde hube de acordarme de la patria,
yo, solo, anclé con esta fábula,
si fábula es la mía,
si en verdad los hombres ya no acogerán más
el viejo engaño de los dioses.
Si en verdad
algún otro Teucro, al correr de los años,
o algún Áyax u otro Príamo, alguna Hécuba
o alguien desconocido, anónimo,
pero que hubiese visto un Escamandro
con aquellos aluviones de cadáveres,
no estuviera fatalmente destinado
a oír al emisario que descubre
cómo tanto dolor y tanta vida
se despeñaron al abismo
Por una prenda vana, por alguna Helena.

Giórgos Seféris

Versión de Paola B. Khanno

VARIACIONES SOBRE LA HELENA DE SEFÉRIS

No te dejan en Platres
dormir los ruiseñores.

Yorgos Seferis


No sé cómo puedes soportar tanta belleza.
No sé cómo, en la noche de tu alcoba,
puedes asumir esos ojos ardientes,
esa boca delineada por los delirios,
los huesos firmes de tu rostro,
la columna dórica del cuello,
los hombros en que se encaja
con equilibrio perfecto,
y esa ondulante catarata
de tu cuerpo
en el que cada curva
tiene su exacta dimensión
y todas se juntan
para crear
una armonía inusitada,
un canto a la carne
y al perfume que concentra
la belleza del mundo.
Intento describir
esa geografía alucinante
y no encuentro las palabras exactas.
No quisiera divagar, pues tal perfección
no soporta los excesivos lujos de la metáfora.
Exige lo literal,
un minucioso recuento
hecho con escuetos sustantivos
y cada sustantivo
como una línea
de dibujo japonés:
precisa en su trazo
y suavemente difuminada
para crear
la atmósfera de los sueños.
Supongo que a veces
te duele esta belleza
y lloras ante el espejo fascinado.
Ten compasión de ti misma
y de todos los heridos por tu vista.
Agradece al cielo esta belleza
y entrégala a los ojos del mundo
con la terrible sencillez
de las orquídeas que se abren
en la noche de la selva,
rodeadas de serpientes.

Hugo Gutiérrez Vega


HELENA
ELÉNI

Con la primera gota de la lluvia fue muerto el verano
Se empaparon las palabras que habían dado luz a claridades de
estrellas
Todas las palabras que te tenían a Ti como su único destino.
Hacia dónde tenderemos nuestras manos ahora que el tiempo ya no
nos considera
Hacia dónde dejaremos nuestros ojos ahora que las líneas lejanas
naufragaron en las nubes
Ahora que tus párpados cerránronse sobre nuestros paisajes
Y estamos -cual si la bruma nos hubiera atravesado-
Solos completamente solos rodeados por tus imágenes muertas

Con la frente en el vidrio velamos el nuevo dolor
No es la muerte la que nos derribará puesto que Tú existes
Puesto que en otro lugar existe una brisa para revivirte entera
Para vestirte de cerca como te viste de lejos nuestra esperanza
Puesto que en otro lugar existe
Un valle muy verde más allá de tu risa hasta el sol
Diciéndole confidencialmente que de nuevo nos reencontraremos
No, no es la muerte a la que hemos de enfrentar
Sino una sola gota de lluvia otoñal
Una borrosa sensación
La Fragancia de la tierra humedecida en nuestras almas cuanto más
se alejan

Y si no está tu mano en nuestra mano
Y si no está nuestra sangre en las venas de tus sueños
La luz en el cielo inmaculado
Y la música invisible dentro de nosotros oh! Melancólica
Pasajera de cuantas cosas nos retienen en el mundo todavía
Es el aire húmedo la estación del otoño la separación
El amargo apoyarse del codo en el recuerdo
Que brota cuando la noche va a separarnos de la luz

Tras la ventana cuadrada que mira hacia la tristeza
Que no ve nada
Porque devino ya una música invisible en el brasero una campanada
del gran reloj en la pared
Porque devino ya
Poema verso con otro verso un son paralelo a la lluvia lágrimas y
palabras palabras palabras
Palabras no como las otras sino que también ellas con un único
destino: Tú

Antes de mis ojos eras Luz
Antes del Amor amor
Y cuando te raptó el beso
Mujer.

Odysseas Elytis

Versión de Paola B. Khanno