25 de noviembre de 2005

De Juan Gelman

ESTOY SENTADO COMO UN INVÁLIDO EN EL DESIERTO DE MI DESEO DE TI

Me he acostumbrado a beber la noche lentamente, porque sé que la habitas, no importa dónde, poblándola de sueños.

El viento de la noche abate estrellas temblorosas en mis manos, que aún no se conforman, viudas inconsolables de tu pelo.

En mi corazón se agitan los pájaros que en él sembraste y a veces les daría la libertad que exigen para volver a tí, con el helado filo del cuchillo.

Pero no puede ser. Porque estás tan en mí, tan viva en mí, que si me muero a tí te moriría.

Juan Gelman


FÁBRICAS DEL AMOR

FRAGMENTO

I

Y construí tu rostro.
Con adivinaciones del amor, construía tu rostro
en los lejanos patios de la infancia.
Albañil con vergüenza,
yo me oculté del mundo para tallar tu imagen,
para darte la voz,
para poner dulzura en tu saliva.
Cuántas veces temblé
apenas si cubierto por la luz del verano
mientras te describía por mi sangre.
Pura mía,
estás hecha de cuántas estaciones
y tu gracia desciende como cuántos crepúsculos.
Cuántas de mis jornadas inventaron tus manos.
Qué infinito de besos contra la soledad
hunde tus pasos en el polvo.
Yo te oficié, te recité por los caminos,
escribí todos tus nombres al fondo de mi sombra,
te hice un sitio en mi lecho,
te amé, estela invisible, noche a noche.
Así fue que cantaron los silencios.
Años y años trabajé para hacerte
antes de oír un solo sonido de tu alma.

Juan Gelman


DIOS

Gastado, errante, sortea
fracasos como charcos
hoy que llueve. No quiere
leer lo que escribió. Le dieron
un papel que nadie
puede interpretar.
Sólo un loco.
Mira la tarde que se extingue
y espera sin esperanzas
que la noche sea eterna.

Juan Gelman