25 de agosto de 2006

Anadiómene

ANADIÓMENE

Heme aquí.
Amanece una rosa de bienaventurada luz,
y en ella voy surgiendo con las manos tendidas;
al azul de los cielos me invita la bonanza.
Súbitamente
los terrenales vientos irrumpen en mis pechos
y me sacuden toda.
¡Oh Zeus, qué profundo es el mar,
y mis cabellos desceñidos
me pesan cual si fueran piedras!
¡Brisas, volad! ¡Oh Kimothoe, Glauca,
sostened mi torso!
Yo no soñe brotar
así, de un aliento subyugada
en los brazos del sol.

Angelós Sikelianós

Versión de Jaime García Terrés