22 de noviembre de 2005

De Eugenio de Nora

CARMEN DEL ÉXTASIS

Distraída del mundo,
más, lejana como un vuelo de pájaros,
tú existes donde el silencio empieza,
donde el alma, donde las avenidas misteriosas,
de árboles altos y de sombra extraña
nos llevan a la pena más hermosa,
donde la noche llora,
constelada frente a sí misma,
porque todo es poco,
porque los mundos brillan en la nada,
como nosotros, donde la belleza suspende el tiempo,
donde canta mi voz más sola,
en mi reducto último, allí estás tú, silencio, alma.
Alza los ojos, tienes la cabeza de una imposible luz aureolada;
quieres, querrías, pero no te sientes,
porque eres sólo noche, noche clara.
¡Ah, dame ese silencio, rompe esta belleza que nos mata!,
y en tu infinita noche, álcese un viento dulce, despertando ramas.

Eugenio de Nora